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«Tenemos una herida abierta», asegura hermana de víctima de la masacre del 30 de mayo


A un año de la represión que sufre el país una de las madres de los más de 700 presos políticos y una hermana de uno de los 325 asesinados, de acuerdo a las cifras de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), coinciden en demandar que sean escuchadas.

«Tenemos una herida abierta», asegura Tamara Morazán, hermana de Jonathan Morazán, asesinado el 30 de mayo, durante la marcha del Día de las madres.

Explicó Morazán, que a las familias de las víctimas no les han permitido hacer su duelo por el asedio que sufren.

Y en el primer aniversario de la represión el 18 de abril pasado, las familias de los asesinados ni siquiera pudieron asistir a celebraciones religiosas o visitar sus tumbas.

Recién perpetrado el crimen del hermano de Morazán, su tumba fue profanada. Antes, la familia se había negado que trasladaran el cuerpo al Instituto de Medicina Legal (IML), pues, refirió, sabían quiénes habían disparado la bala que segó su vida.

Al igual que Morazán, Jackeline Valdivia, madre del preso político Nahiroby Olivas, reclama que sus voces sean escuchadas por parte de quienes negocian con el régimen y libertad inmediata de sus hijos con la «limpieza de expedientes».

«Queremos un cambio verdadero para este país», reclama Valdivia quien destacó que los presos políticos como su hijo, pese a contar con tan solo 19 años, siguen resistiendo en las cárceles del régimen.

Ambas participaron en el Hablatón Radial de Cuerpos Sin – Vergüenzas, promovido por el Programa Feminista La Corriente transmitido desde Radio Universidad, a través del cual presentaron un balance de los daños ocasionados por la violencia de Estado.

Valdivia observa por ejemplo, que en el caso de su hijo han utilizado «tácticas dilatorias», les han reprogramado audiencias en los tribunales, pese a los acuerdos de liberación entre la Alianza Cívica y el régimen. A Olivas le han reprogramado audiencias para el 21 de mayo, la Fiscalía ha presentado contra él y otros acusados en el proceso más de 80 testigos.

La madre de Olivas alega que cuenta con videos y fotografías que demuestra que su hijo no estaba en la quema y asesinato que lo involucran. Ese día le celebraban su cumpleaños número 18.

Secuelas son dolorosas

El médico Alejandro Lagos, también se sumó al clamor de las familias de las víctimas, de liberación inmediata de los presos políticos.

Lagos, quien de forma voluntaria ha brindado atención a los lesionados durante la represión, en su mayoría por balas, describió casos desgarradores a los que él le ha dado seguimiento como profesional de la medicina.

Mencionó el caso de «Néstor», baleado en el glúteo por paramilitares, cuando regresaba de su trabajo y ahora está postrado en una cama cuadraplégico y solo mueve los ojos.

«Es doloroso», dijo Lagos quien con la solidaridad ha podido operar a tres de las víctimas.

Estas personas no fueron atendidas por el sistema de salud y con sus escasos recursos quedaron en la indefensión.


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