Con la caída actual en el precio internacional del barril del petróleo crudo y las proyecciones existentes la tarifa de la energía eléctrica en Nicaragua debería reducirse en no menos del 65 % y el combustible no debería superar los 10 córdobas por litro.
El abogado Óscar Carrión Orozco, consultor jurídico y analista en temas energéticos, señaló que a pesar que el precio del barril de petróleo crudo ha experimentado desde hace varias semana una baja, en Nicaragua la tarifa de la energía eléctrica, en especial la del sector domiciliar, registra cada vez un aumento.
Carrión estimó que la proyección indica que el precio del barril de petróleo crudo seguirá a la baja por algunos meses . Pero afirmó, actualmente en Nicaragua “no hay una proporción razonable de beneficio al pueblo”.
Y aunque reconoció que tanto la gasolina súper como regular y el diésel, han experimentado alguna disminución en el precio al pasar de un precio promedio de 33 córdobas el litro el 2 de marzo a poco más de 20 córdobas el litro este 20 de abril, lo que representa «un alivio para la población”, señaló que el precio aún no está acorde con la disminución a nivel internacional.
“El peor día para el petróleo de Estados Unidos ha sido hoy (lunes) que cerraba con menos de 37 dólares, no es que esté a menos 37, sino que tomando como referencia el viernes que cerró con el precio del barril en positivo 18. 27 con relación al precio en que está operando el día de hoy, hay una disminución brutal”, explicó el analista.
Tras referir, que en algunos casos solo este lunes, el crudo ha llegado a marcar con relación al día del cierre del viernes, con una diferencia del menos 200 % el precio, lo cual es “histórico de menos de cero en saldo negativo”. Y se estima podría llegar a costat
“Es decir, en otras palabras el precio internacional ha venido disminuyendo de 66 a 52, a 40, 30, 25, 20 y luego se ha venido derrumbando hasta el día de hoy (lunes) que después del cierre del viernes en 18.27 el WTI (West Texas Intermediate) que es de referencia para Nicaragua, se vino derrumbando a lo largo del día en precios de 15,11, 7,5,3, hasta llegar a cero, menos cuatro, menos 7, menos 13 % y sigue bajando escandalosamente”, explicó el analista.
Carrión mencionó que esta baja en el precio internacional del barril del petróleo crudo es el resultado de la crisis de la demanda internacional y local, igual que por la sobre producción existente a pesar de los esfuerzos por parte de Arabia Saudita y Rusia que desde hace una semana acordaron una serie de recortes masivos de producción.
Sin embargo, aún con esos recortes existe una sobre oferta dado que los niveles de demanda se han hundido por la falta de actividad comercial mundial y esto ha incrementado los costos de almacenamiento.
Que debería pasar en Nicaragua
Carrión aseguró que los operadores del sector energético, hidrocarburo y electricidad “deben ponerse la mano en la conciencia” y revisar la tarifa de la energía eléctrica, la que siempre se ha movido al vaivén de los precios del petróleo. Pero pese “a la abrupta caída de los precios internacionales no hemos visto una reducción en los precios de la energía eléctrica”,
Esto porque a su criterio “no ha habido voluntad y porque hay operadores del sector energético que están relacionados con el régimen y con algunos empresarios del sector a los que les ha convenido el establecimiento de un esquema perverso, de los precios de potencia negociados desde hace año y cuando quieren subir la energía y combustibles la suben y no andan argumentando que no se pueden cambiar las reglas del juego”.
“Es una paradoja completa pero no se ha revisado la estructura tarifaria desde hace años que es un acuerdo entre el régimen y los operadores privados del sector energético», dijo Carrión, quien también apuntó que tampoco la Cámara de energía se ha pronunciado.
Hasta ahora, manifestó, la reducción al sector ha sido del 6% cuando el precio se había desplomado en 50 % a nivel internacional “lo cual representa a mi juicio una burla para los usuarios y consumidores”.
Y eso le conviene a los intereses del régimen que tienen empresas y tienen intereses en el sector de distribución de generación tanto de combustible como generación de energía con fuentes renovables.