Después de ocho días que llegaron al puesto fronterizo de Peñas Blancas, más de 500 nicaragüenses siguen a la espera que el régimen permita que puedan cruzar la línea fronteriza y llegar hasta sus hogares.
Al finalizar la misa celebrada este domingo de forma virtual, el cardenal Leopoldo Brenes invitó a la feligresía a continuar orando para que los gobiernos involucrados con la situación de los migrantes nicas encuentren una solución «para que muy pronto ya pueden encontrarse con sus familias y evitar esta situación triste que pueden estar allí desesperados en las fronteras”.
Los nicaragüenses conversaron con un equipo de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), a quienes le confiaron que buscaban regresar a su hogar luego que debido a la pandemia de COVID-19, perdieron sus trabajos en Costa Rica y no tenían como pagar la renta del sitio donde habitaban, relató Angélica Baltodano.
Los nacionales explicaron a la CPDH que optaron por el retorno porque en Nicaragua “tienen un hogar que les espera”, pero aún no obtienen respuesta del régimen que exige una negativa de COVID-19. Pero los nacionales le indicaron a los funcionarios de la CPDH que no cuentan con los 150 dólares para efectuarse la prueba del COVID-19.
Los más de 500 nicas han sobrevivido en las fronteras por el auxilio que han brindado organizaciones humanitarias de Costa Rica igual que la Policía costarricense.
Desde hace ocho días los nicas padecen las inclemencias del tiempo y permanecen arrinconados a un muro de las fronteras, donde han visto circular vehículos de carga con mercancía, mientras a ellos les niegan el ingreso a su patria, expresó Baltodano.
La Policía de Nicaragua mantiene un cordón de vigilancia que impide a los nicas movilizarse a otro sitio de la frontera.