Flor de María Rivera, presenta denuncia ante asesor legal de la CPDH, Pablo Cuevas. Cortesía
La Policía Orteguista (PO), que allanó de forma ilegal la casa del matrimonio de Flor de María Rivera Vargas y Fausto Antonio Ruiz Moreno exigía que les dijera: «dónde tenía las armas» y ante el señalamiento que no poseían armas «me golpeaban».
Mientras a Ruiz lo encerraron en un cuarto desde donde ella solo escuchaba los gritos que lanzaba.
Durante seis días Rivera fue secuestrada por la PO en las celdas de León, y mientras estuvo allí fue sometida a tratos crueles.
Rivera aún presenta huellas de golpes en los brazos y quemaduras con agua hirviendo en uno de ellos.
Además fue obligada a dormir en el piso y a comer dos horas después que las otras detenidas en la celda.
«Me maltrataron primero en mi casa después en la Policía de León»,
aseguró Rivera en la CPDH.
«Siempre que cierro los ojos, cada vez que duermo me levanto asustada pensando en todo lo que pasé y por lo que puede estar pasando mi esposo», sostuvo Rivera.
El asesor legal de la CPDH, Pablo Cuevas, indicó que este caso demuestra que hay graves violaciones de derechos humanos y que las autoridades de la PO mantienen «una cacería de brujas», en contra de la población.
Y señaló Cuevas, que tras un recurso de exhibición personal fue nombrado un juez ejecutor para intimar a las autoridades policiales por la detención ilegal de Ruiz, pero no le permitieron verle.