En 2018 el régimen Ortega Murillo no solo despidió de forma arbitraria e ilegal a decenas de médicos en el país que obligó a muchos de ellos al exilio forzado. Ahora muchos de ellos integran una red de médicos que de forma silenciosa, desde el exterior prestan atención médica gratuita en línea a las personas más vulnerables afectadas por la pandemia de COVID-19.
Alrededor de 22 médicos nicaragüenses entre exiliados y de la diáspora, desde la Organización de Nicaragüenses en el Mundo desde donde residen de forma voluntaria han auxiliado a sus compatriotas con el servicio de acompañamiento en línea.
“Los doctores para mí son unos héroes”, asegura Muriel Sáenz, una de las dos coordinadoras con que cuenta la Comisión de Salud de esa organización integrada por nicaragüenses exiliados y de la diáspora nicaragüense.
Con el proyecto de atención en línea han dado seguimiento a más de 400 personas, la mayoría ha sobrevivido pese a que ha atendido a pacientes graves, aunque lamentablemente tres de ellos no sobrevivieron, que Sáenz considera es un número bien bajo.
El acompañamiento que realiza la organización incluye la orientación médica, muchas veces el aporte para que puedan hacerse los exámenes de sangre porque en Nicaragua no hay autorización para que laboratorios privados realicen el test del COVID-19 así como la medicina.
“Los doctores les dan acompañamiento personal a cada paciente, vos te podés imaginar que el doctor les está llamando diariamente (para preguntar) ¿Ya se tomó sus ocho vasitos de agua el día de hoy?¿Ya le dieron té?¿Ya lo movieron? ¿Ya le dieron la medicina? ¿Y qué tiene? Entonces, estamos encima de ellos”, explicó Sáenz.
Atención médica a kilómetros de distancia
Previo a su atención la persona debe llenar un formulario para determinar si requiere de atención médica y así puedan designar el médico que aunque está a kilómetros de distancia entre ella y el paciente, es quien tiene disponibilidad por el horario en ese momento.
En la introducción del formulario le aclaran a la persona que el servicio es una iniciativa de Nicaragüenses en el mundo, integrada por nicaragüenses en el exilio político y residentes en diferentes partes del mundo, “que trabaja por una Nicaragua abundante en el ejercicio de derechos humanos en solidaridad, con libertades, justicia y democracia”.
En el mismo la persona ofrece información personal, incluida lugar de residencia, así como todos los síntomas que sufre, enfermedades crónicas, si padece, y si recibe algún tratamiento, información que les permite no solo la atención al paciente sino conocer la afectación de la pandemia en el país.
Y aunque la mayoría de los pacientes que han atendido habitan en Managua, los registros que lleva Sáenz indican, que han atendido pacientes de diferentes departamentos del país e incluye a seis fuera de Nicaragua.
Igualmente las solicitudes de atención que reciben a través del teléfono les indica los puntos del país desde donde les llaman, “ahorita por ejemplo, tenemos como una ola en Malpaisillo, de allí hemos recibido a varios”, explica Sáenz.
Como en Nicaragua no se puede hacer uno el examen de COVID-19, a menos que vaya al MINSA, lo que hacen son los exámenes de sangre, con esos exámenes se guían.
Sáenz, explica que ha tenido casos de gente que la llaman y le explican que algún familiar no puede respirar y tienen miedo llevarlo a un hospital, pues le alegan que “ya allí lo llevamos ya no lo volvemos a ver, ya nunca lo vemos más, se muere ”.
Con sus conocimientos como enfermera ella de inmediato los orienta que le eleven los pies al paciente, o lo pongan boca abajo, de lado, que le den vuelta cada 5 minutos o cada 10 minutos para que empiece a respirar mejor.
“Y así sin oxígeno, sin nada, hemos salvado a muchos”, comenta, Sáenz quien expresa que “la gente me llama a cualquier hora, lo que yo hago: le mando el formulario”.
No hay horario
Las llamadas de las personas que acuden a esta organización en busca de ayuda urgente no tienen horario. Pero tienen la ventaja que cuentan con una médica que está en Italia, otra en Holanda, así como otros están en Estados Unidos y en Costa Rica, por lo que esa diferencia horaria les beneficia, porque pueden tener cobertura de domingo a domingo y concluir la cobertura a las 11:00 p.m y empezar a las 6:00 a.m cada día.
Hasta la fecha las personas que les contactan lo hacen a través de referencias de otras que ya han sido atendidos por el servicio médico gratuito en línea, pues el número a través del que contactan a los médicos es otorgado a personas confiables.
Con pequeñas donaciones de familiares y conocidos, dice Sáenz, han podido obtener un pequeño fondo para adquirir medicinas al costo real en Nicaragua entre personas conscientes que les venden. Y a través de un expreso político han podido hacérselas llegar a los beneficiados que están en Managua. Y cuando las personas “están en los pueblitos” hacen la entrega por encomiendas con empresas de servicio de transporte.
La enfermera señala que a través de sus amistades o familiares logra ayudas de 10 dólares a 30 dólares, “y con eso se multiplica, si vieras, es increíble lo que puedo hacer con ocho dólares yo”.
¿Quién es Muriel Sáenz?
Muriel Sáenz, es una enfermera especializada en terapia ocupacional. Nació en Nicaragua, pero a los 14 años fue llevada a Estados Unidos, donde reside desde hace varios años.
La crisis sociopolítica de 2018 reportada por los medios de comunicación, revivió en ella viejos traumas que vivió durante la década de los 80 en Nicaragua, cuando aún era una niña.
Esta situación la obligó a visitar médicos que le diagnosticaron trauma postraumático, de medio a severo, que requirió de tratamiento sicológico.
Sin embargo, asegura que ella buscó otras formas en que mantener entretenida su mente y esto la llevó a ayudar a jóvenes que emigraban de Nicaragua en 2018. “Y ayudándolos a ellos yo me ayudo”, explica.
Junto a su esposo, en ese momento Sáenz se dedicaba a reparar y vender radiadores, pero al involucrarse en la ayuda a sus compatriotas exiliados, dejó esa labor para dedicarse de lleno a ayudar a los nacionales que huían del régimen.
Y cuando la pandemia de COVID-19 sorprendió al mundo y formaron la Comisión de Salud en la organización, con sus conocimientos como enfermera ideó hacer un formulario que fuese efectivo para que la población que necesita ayuda pueda escribir y explicar los síntomas. Y así , ella lo entrega a los doctores nicas para que procedan a atender al paciente.
“Ahora soy autoconvocada de derechos humanos”, dice la enfermera quien ha sido una de las activistas de la llamada Nica Act, quien aclara que “todo ha sido, no porque un político me haya dicho que lo haga, sino porque simplemente yo veo que es lo bueno. Yo no tengo ningún interés, nunca, en regresar a Nicaragua”.