Aunque aparentemente ha habido un freno temporal de la pandemia de COVID-19 en Nicaragua, el relajamiento de las medidas de prevención y aumento de la movilidad puede causar un rebrote que podría causar un contagio adicional de unas quince mil personas lo que representa unas 96,000 personas y alrededor de 500 fallecidos, destaca el informe de coyuntura del mes de agosto de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES).
Se estima que hasta el 5 de agosto, unas 76, 264 personas habían contraído el virus en el país, por lo que en una simulación efectuada de los primeros 200 días desde que ocurrió el primer caso de la pandemia, FUNIDES plantea que en un primer escenario posibles a corto plazo si se mantiene el estatus quo sostenido hasta ahora podría haber unos 81,223 casos.
Sin embargo, producto de la flexibilización de las medidas que ha adoptado la población, un escenario dos contempla un rebrote a finales de agosto. Esto debido a un aumento de la movilidad, el retorno a clases y al trabajo, así como las actividades recreativas y aumento de los eventos de aglomeración promovidas desde el oficialismo que ya empezó a promover al menos nueve actividades diarias.
Además, el estudio ha tomado en cuenta los parámetros sobre el comportamiento en 43 países que han experimentado un rebrote. Esto les lleva a estimar que al 3 de octubre, el país puede llegar a registrar hasta 96,000 casos, lo que representa 20 mil casos más de los casos registrados hasta el 5 de agosto.
El estudio refiere que si se toma en consideración la tasa promedio de la región que es de 3.4 %, es probable que a inicios de octubre haya entre 2,760 y 3,285 personas que podría fallecer a causa de la enfermedad dentro de los primeros 200 días, lo que significa 500 muertes adicionales si se flexibilizan nuevamente las medidas para evitar la propagación del coronavirus.
FUNIDES considera que hasta mediados de junio, de forma voluntaria los nicaragüenses han aplicado medidas de prevención como el uso de la utilización de mascarillas, lavado de manos entre otros, permanencia en sus hogares, y hubo mayor preocupación por la propagación del nuevo coronavirus, lo que ha permitido frenar de forma temporal la pandemia.
En esto, considera el informe, influyó mucho la labor desarrollada desde el Observatorio Ciudadano, el Comité Científico, el sector privado así como la reducción de eventos con aglomeraciones promovidas desde el oficialismo.
Influye criterio político
Y refiere que según resultados de la encuesta efectuada por la empresa CID Gallup, pueden determinar que de acuerdo a la preferencia política la gente tiene información o no sobre la pandemia.
Por ejemplo, casi un 50 % de las personas que simpatizan con el partido oficialista dicen no tener conocimiento sobre ningún caso de contagio por la pandemia. Y son los simpatizantes del FSLN quienes también consideran que califican de buena atención de la pandemia por parte del régimen.
A su vez, indica el informe que los jóvenes son quienes evalúan más negativamente al régimen en cuanto a su actuación contra la pandemia, pues más del 97 % dijo está tomando algún tipo de medidas.
Efectos desigual en los hogares.
El informe refleja también que hay un comportamiento desigual en los hogares nicaragüenses en cuanto a los efectos socioeconómicos y emocional provocados por la pandemia, por los mismos niveles de desigualdad existente en el país.
Hasta ahora el efecto económico de la pandemia ha sido desigual. Pero la mayoría respondió en la encuesta de Cid Gallup que la economía familiar está peor tras el impacto de COVID-19 en el país.
Hay nicaragüenses que aseguran que en sus hogares llegan con lo justo al final del mes, lo que representó un 28.3 %, mientras un 25 % dijo que han recurrido a la deuda y casi 20 % indicó que se vieron obligados a usar el dinero que habían ahorrado.
Contrario a estas respuestas hay algunos casos que aseguran que han podido ahorrar y en esto, estima el informe, pudo incidir que estas personas han mantenido sus empleos con el teletrabajo.
Pese a todo esto, una mayor parte de los nicaragüenses, independiente de su preferencia política, refirió que está preocupado por quedar sin trabajo a causa de la pandemia.
El 41 % de los nicaragüenses reportó que uno a dos de sus miembros han dejado de asistir al trabajo debido a la pandemia, en tanto un 19.8 % indicó que en sus hogares hay tres o más personas que han dejado de asistir al trabajo sin goce de salario a causa de COVID-19.
Igualmente Y un porcentaje importante no respondió sobre el particularmente, por lo que fue asociado a que son personas que no han sido afectados por la pandemia y continúan en sus empleos.
Cuando preguntaron a las personas si han tenido algún tipo de padecimientos en último mes de la encuesta, un 62 % respondió positivo. Los padecimientos van desde trastornos del sueño, aumento de la presión arterial, ansiedad, depresión, falta de apetito, desesperanza, ataques de pánico, entre otros.
Recomendaciones
En cuanto a educación, aunque la mayor parte de los abordados en la encuesta dijeron que no cuentan con las herramientas necesarias para recibir clases desde el hogar, FUNIDES considera que las autoridades deberían considerar la suspensión de clases presenciales, pues aunque el ciclo escolar ha sido reanudado, hay ausentismo y promueve la desigualdad.
Además FUNIDES recomienda seguir promoviendo el uso de la mascarilla, y el distanciamiento social, al igual que el cierre obligatorio de comercios no esenciales, como bares, discotecas y centros recreativos, por considera que es más difícil el control de la aglomeración de las personas, así como que sean cancelados los eventos deportivos y culturales.
En el caso de los restaurantes, considera que pueden continuar operando, con la limitación de la afluencia de visitantes, si se siguen los protocolos de higiene, distanciamiento social y protección del personal o el uso de delivery.
A su vez, considera que el régimen debería implementar algunas actividades a favor de algunos sectores como establecer un período de gracias en el pago de cuotas fijas a las Mipymes, así como reasignar algunos recursos del Presupuesto de la República, como canalizar recursos de los programas sociales para grupos vulnerables, entre otros.