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¿Ya le reventastes las tapas a esta perra?», escuchó Justina Orozco antes que la golpearan

Justina Orozco – Fotografía: Cortesía

Las nuevas instalaciones de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), más conocidas como el nuevo Chipote, no ha representado un cambio en el tratamiento a los presos politicos. El maltrato persiste.

Esto se deduce de lo padecido por más de dos días por Justina Orozco, miembro de la Alianza Cívica, después que del Distrito Siete de la Policía fue trasladada a ese lugar, tras haber sido secuestrada por ondear una bandera.

La joven de 19 años fue obligada a desnudarse completamente y hacer seis sentadillas cuando la llevaron a un cuarto y sometida cada hora a interrogatorios constantes, pues el oficial llegó a decirle «a ver quien aguanta más».

Y en un momento asegura que por medicamento que ella solicitó le suministraron una inyección, que aún al día siguiente le provocó mareos.

En los interrogatorios le hicieron las mismas preguntas que le efectuaron en el Distrito Siete como que «¿Quién te paga? ¿Quiénes son tus líderes?».

Antes, el catorce de febrero cuando fue secuestrada en el sector de Rubenia, Orozco recuerda que en el Distrito Siete, hasta donde había sido conducida en la tina de una patrulla policial con un fusil AK apuntándole en la cabeza, los policías se tomaban fotografías a la par de ella y se burlaban diciéndole «aquí te vas a quedar», «por tu culpa estamos así».

Luego llegó otro y preguntó al policía que la capturó: «¿Ya le reventaste las tapas a esta perra?»

Entonces la respuesta fue ordenarle ponerse contra la pared y «me golpea en el abdómen y me patea en las piernas hasta que caiga».

Sin embargo, dice Orozco que aunque cae al suelo ella se levantó tomó su bandera y se rió ante sus agresores.


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