«No creo en esa negociación (…) si aún no sacan a los presos políticos no tienen voluntad de negociación», reacciona desconfiada Fátima Vivas, madre del policía asesinado Faber Antonio López Vivas.
Recordó Vivas que el régimen sigue secuestrando a los jóvenes en la mayoría de departamentos del país, por lo que estima que el régimen busca «oxigenarse».
La madre de López, asesinado el 8 de julio del 2018, en Carazo insiste en responsabilizar a la Policía Orteguista (PO), del crimen.
Fue torturado
«Mi hijo fue torturado según el forense, mi hijo tiene heridas de arma blanca, los dedos quebrados, las uñas arrancadas y los ojos sacados.Tiene cualquier cantidad de heridas en los brazos», sostuvo Vivas.
El motivo del crimen, según Vivas, fue porque su hijo había solicitado la baja de las filas policiales, pero aparentemente no se la aceptaron pues conoció por una policía que su hijo pensaba desertar junto a ella, pero él no lo logró.
«Por qué me persiguen a mi, si ellos no lo mataron?», pregunta.
Después de denunciar el crimen de su hijo, Vivas debió huir del país porque el régimen le atribuyó al menos cuatro causas en Nueva Guinea, El Rama y Juigalpa.
Una de estas causas fue a iniciativa de la policía Mayret Rodríguez, enfermera de la Policía que le acusa de pretender quemar su vivienda y secuestro.
A su vez, simpatizantes orteguistas se encargan de denigrar a Vivas a través de las redes sociales, al afirmar que su hijo menor de 14 años, que procreó con un policía fallecido hace doce años, es hijo del líder campesino Medardo Mairena.
El martes en un evento paralelo a la cuadragésima sesión del Consejo de Derechos Humanos, en Ginebra, el vicepresidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Joel Hernández, expresó que en Nicaragua de 360 personas asesinadas 21 eran policías.