La Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) y el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), denunciaron este jueves que las cifras oficiales de 46 muertes por COVID-19 en Nicaragua, “no son exactas ni conformes a la realidad” , pues contrastan con las 980 muertes por neumonía y sospechosas por COVID-19, reportadas por el Observatorio Ciudadano Covid-19.
Ambas organizaciones expresan preocupación por la poca transparencia de parte del régimen en un intento por minimizar tanto las muertes como el contagio por la pandemia del COVID-19.
“La falta de transparencia del régimen Ortega Murillo refleja una voluntad de esconder la realidad de las personas que han fallecido a causa del virus y da la percepción que la situación no es grave. Percepción ya creada al negarse a declarar una cuarentena nacional y continuar convocando a concentraciones masivas, exponiendo a los y las nicaragüenses a mayores riesgos que atentan contra su vida”, expresan ambas organizaciones.
La FIDH y el CENIDH recuerdan que los Estados deben garantizar el derecho a la vida y a la salud de todos sus ciudadanos, incluso de las personas privadas de libertad, migrantes en su territorio, exiliados y connacionales que se encuentran fuera del país. E insisten en su llamado al régimen a cumplir con el deber de garantizar los derechos humanos de los nicragüenses.
“Es particularmente preocupante la salud de los presos y presas políticas con síntomas de COVID-19 y que de acuerdo a información de sus familiares no han recibido la atención medica adecuada”, denuncian la FIDH y el CENIDH, que a su vez expresan, que “más allá de las cifras, las acciones del régimen Ortega Murillo parecen estar instrumentalizando el COVID-19 para seguir acallando las voces políticas disidentes y de oposición”.
Esto porque aseguran ambas organizaciones que persiste la amenaza, el hostigamiento y la persecución a personas defensoras de derechos humanos, periodistas y opositores políticos.
Igualmente el personal médico es amenazado por denunciar y criticar el manejo de la pandemia y obligado a cambiar las causas de las muertes en las epicrisis para ocultar la gravedad de la situación.
Refieren que miembros de la Unidad Médica Nicaragüense han denunciado «haber recibido amenazas de muerte por teléfono y ser tildados de ‘terroristas’ y ‘asesinos” por brindar orientación gratuita sobre la actual pandemia».