Con sencillos altares en los hogares, los católicos de Nicaragua le rinden honores a la Purísima. Fotografía: Obrera de la Tecla.
Por casi tres horas Enrique Potoy y su grupo le dedica a la práctica de los sones y cantos alusivos a la “Purísima” durante “La Gritería” en la ciudad de Managua, donde amenizarán los rezos con sus tres marimbas y su conjunto completo.
“Todo el año nos pasamos preparando para estas fechas, nosotros somos católicos y tocamos con mucho fervor las canciones de La Purísima, este día es especial para nosotros y no nos comprometemos con nadie, empezamos desde las doce del mediodía, hasta las doce de la noche”, dijo Potoy mientras ensayaba con su marimba.
Potoy, es originario de la ciudad de Diriamba, Carazo, y por más de 30 años se ha dedicado a tocar marimba, instrumento musical muy popular en la ciudad, talento que logró aprender a temprana edad viendo a un tío y que perfeccionó en la ciudad de Masaya como integrante de grupos musicales tradicionalistas.
Desde el 29 de noviembre, con el inicio del Novenario hasta el 8 de diciembre con la solemnidad de la Inmaculada concepción de María, que según la historia la venerada imagen de la Concepción de María, llegó al país en el año de 1562, cruzando los mares, desde España para llegar a Perú. Pero debido a una depresión tropical su ruta cambió y la llevó a Puerto de La Posesión, ahora llamado El Realejo en Nicaragua, tierra de indígenas y mestizos, pero conquistada por los españoles, quienes promovieron la fe y amor a la Virgen María con la evangelización.
Es una cultura religiosa que surge desde principio del siglo XVIII y con ella nace la celebración de la tradicional gritería a la Inmaculada Concepción de María, un evento que reúne a las familias nicaragüenses como acción de agradecimiento por los favores recibidos, es la fiesta de “La Gritería”, donde la imagen se celebra con mucha fe y devoción este 7 y 8 de diciembre, día en que miles de devotos recorren las calles y visitan diferentes altares en templos y casas en honor a la Virgen María.
En León
Con la llegada de Monseñor Rodrigo Urvina a la Iglesia San Juan Bautista de Sutiaba, se ha visto el manifiesto de amor a la Virgen con las multitudinarias novenas en los diferentes sectores del poblado.
“Es el Espíritu Santo que hace que venga a escuchar la palabra de Dios bajo la protección y la sombra de María. Aquí, de verdad explotamos de amor a María, a quien le pedimos su protección, intersección para que podamos estar preparados a la llegada de su hijo, la Navidad y cuando nos toque partir de este mundo”, manifestó monseñor Urvina, a quien se le ve acompañar el novenario colmado de algarabía con la simbología mariana que se vive en nicaragua.
Altares coloridos son una tradición, como el de doña Eudilia Martínez Espinoza, originaria del barrio indígena de Sutiaba, quien tiene más de 40 años de tradición. Esa es una promesa que hizo por la protección de sus hijos, quienes se vieron en peligro en los años 80 en los campos de guerra, y graves problemas de salud durante la pandemia del COVID -19.
Esta ferviente devota de la Virgen María, dice que no pudo festejar a su intercesora los últimos dos años, tras contagiarse con el mortal virus del que asegura logró sobrevivir por un milagro que la Virgen le concedió y por ese favor, seguirá cumpliéndole con “La Gritería” dedicada a las personas de la tercera edad.
“Les digo que no se aburran de orar y pedirle con fe y de corazón a la virgencita para que nos mantenga sanos y unidos, ella intercede por todos nosotros principalmente en los momentos más difícil como los vividos durante la erupción del Cerro Negro, la guerra, el levantamiento del 2018, la pandemia y la actual crisis sociopolítica”, expresó Guadalupe Martínez.
“Pedimos a la virgen María que sane los corazones de muchos que viven en tinieblas porque no tienen fe, ni amor a Dios, menos al prójimo, y a Nicaragua, y por eso pasan tantas cosas, pero si seguimos orando, esto va a cambiar en nombre de Jesús y su madre”, destacó.
El origen de esta fiesta, en su versión nicaragüense, se remonta al año 1742 y surgió en la iglesia de San Francisco de la ciudad de León. Sin embargo, la fe se fortaleció desde aquella erupción del volcán Cerro Negro en 1947, cuando ofrecieron la Gritería de Penitencia para que cesara la furia del coloso.
En Masaya
Carolina del Carmen López Ramírez, cumple 10 años de celebrar en su hogar a la Purísima.
“Mi fervor y devoción hacia la Virgen nació hace 10 años, lo que tiene mi negocio. Una persona me regaló una imagen pequeña de la Virgen y me indicó que había que rezarle su novena, Gritería o su Purísima (rezo) el 8 de diciembre. Y a los dos años de iniciar mi novena murió mi hermano, quien me regaló la Virgen grande que tengo y en memoria de él y la madre de Jesucristo, hacemos la Novena y La Gritería”, explicó la devota.
López aseguró que para la celebración ahorra durante todo el año.
“Siempre le pido a Dios y a la Virgen de que me ayude en mi venta para poder dar o retribuir lo que ella me da en el año que es trabajo y salud, entonces eso no tiene precio y no me molesta retribuir en la celebración de La Gritería gracias a la Virgen. Tengo un ahorro especial para ella de lo que yo vendo cada mes, es decir que los 12 meses del año ahorro y gracias a la bendición de ella (Virgen) siempre lo he hecho”, manifestó López Ramírez.
“Siempre han afectado los precios elevados de productos, pero con la fe y fervor eso no tienen precio, para mí no tiene precio. Gracias a Dios logré ahorrar y este año me dio más de lo que he podido. Mantengo los brindis tradicionales como la chicha, vigorón, cajetas, pero siempre incluyo plástico, provisión o granos básicos una libra de cada cosa para que se alimenten las familias porque sé que muchos hogares carecen”, puntualizó la devota mariana.
Por su lado, los diferentes templos de la ciudad de Masaya al igual que en años anteriores reciben ofrendas de los fieles devotos para poder cantarle a “La Conchita” y en lo que respecta a la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, está previsto que a las 6 de la tarde se realice el grito oficial de: ¡¿Quién causa tanta alegría?!.
El pasado 28 de noviembre la patrona de Granada, la Inmaculada Concepción de María, fue bajada de su altar principal con lo cual la Diócesis dio inicio oficialmente al rezo del novenario que recorre los diferentes barrios de esta ciudad colonial hasta este 8 de diciembre cuando será elevada a su trono.
En Granada, la iglesia celebra los rezos de la novena al sonido de filarmónicos y procesiones por las noches.
Colaboración de Voces En Libertad.