Como “un atentado bochornoso, producto del odio, del odio a la fe de todos nosotros”, calificó el cardenal Leopoldo Brenes, el incendio que hace un año fue perpetrado en la capilla de la Sangre de Cristo, en la Catedral Metropolitana de Managua. A causa de ese hecho resultó calcinada la consagrada imagen de la Sangre de Cristo que este mes de julio cumplió 383 años de haber llegado a Nicaragua.
Brenes presidió este sábado 31 de julio la Eucaristía, como parte de una jornada de oración y silencio en desagravio al primer aniversario del atentado pues según explicó “el silencio habla mucho” y fortalece, pues recordó que Jesús guardó silencio ante sus acusadores.
El arzobispo de Managua aconsejó a la feligresía católica del país “orar” como la única respuesta al odio que aunque consideró es difícil, «Cristo nos enseña a amar y perdonar; orar por los que nos calumnian, orar por los que nos difaman, orar por los que nos odian”.
“Y el gran milagro en la Eucaristía, su imagen calcinada pero también en ese Copón que aguantó calorías exageradas, su cuerpo está allí también calcinado, pero está allí vivo, un milagro eucarístico (…) un año y la Sagrada Hostia no se ha destruido el cuerpo vivo de Cristo allí está, vivo, calcinado pero también con su gran mensaje para nosotros aquí estoy vengan a mi… aquellos que por odio los quisieron separar a ustedes de mi, ‘les digo, no, aquí estoy , calcinado, quemado pero vivo’, porque en verdad Él no es Dios de muertos, Él es Dios de vivos”, sostuvo Brenes.
Brenes exhortó a la feligresía católica a mantener una campaña fuerte de oración y rezar el rosario. Y anunció que el 15 de agosto los obispos de Nicaragua consagrarán a Nicaragua al inmaculado corazón de María.