Entrevistas Portada

Conductor del microbús que auxilió a Alvarito Conrado, obligado a permanecer en el exilio desde hace diez meses


Fotografìa: Manuel Ángel Esquivel

Eran dos policías que casualmente viajaban en una motocicleta y al ver el vehículo aparcado en una fotocopiadora, descendieron del vehículo para solicitarle además su identificación y la dirección de su vivienda.

Cuatro días después llegó una citatoria de la Policía y otra de la Fiscalía para que Martínez acudiera a brindar entrevistas por separado a ambas instituciones.

Un día antes de la citatoria, Martínez abandonó el país junto a su familia por temor a que en esas instituciones le fabricaran un expediente. “Era una trampa a ellos les convenía que no hubieran testigos alrededor de esa muerte”.

Martínez asegura que es miembro fundador del Movimiento Nacional 19 de abril que se organizó en Tipitapa y allí asistieron entre otros los coordinadores de los tranques del país.

Desde hace diez meses Martínez permanece exiliado en Estados Unidos y considera que no existen garantías de seguridad para que retorne al país como lo han hecho otras personas que han estado bajo la mira del régimen.

“No pongo un pie en Nicaragua, soy un testigo clave (…) me puede pasar lo que le pasó a Eddy Montes era testigo de una muerte”, sostuvo Martínez, en referencia al presos político asesinado en mayo pasado por fuerzas especiales de la Policía que atacaron a presos políticos de la galería 16 en La Modelo, en mayo pasado.

La muerte de Alvarito Conrado por una herida de bala en el cuello que entró de arriba hacia abajo que hace presumir que fue disparada por un francotirador, fue uno de los casos investigados por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI), y Martínez confió que él acudió ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), para relatar la forma en que les fue negada la atención para el adolescente herido en el Hospital Cruz Azul.

De acuerdo a lo relatado por los padres del niño al GIEI en el Hospital Bautista les explicaron que si el menor hubiese recibido atención de urgencia en los primeros quince minutos que fue herido, probablemente hubiera sobrevivido.

Martínez asegura que previo al estallido de abril él fue partícipe de lo que llamó laicos por la libertad y uno de los promotores de un documento que multiplicó a través de seminarios, cuyo objetivo “era unir a nuestra sociedad civil en torno a esta nueva lucha que significa la resistencia no violenta, cuyo fin sería la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida y al mismo tiempo provocaría quizás una implosión militar necesaria para deponer al enemigo que está en el poder”.

Martínez asegura que impulsaron las capacitaciones en los barrios de Managua como San Judas y barrios orientales, a los participantes les decían que “lo primero era entender al enemigo como un grupo apátrida, traidor que no conoce fronteras y desconoce la piedad y utilizaría todos los medios disponibles para justificar su único fin mantenerse firme y eternamente en el poder en pro de sus beneficio personales y familiares de unos pocos”.

Ese fatídico 20 de abril del 2018, cuando una bala le quitó la vida a Alvarito Conrado mientras el adolescente ayudaba a los universitarios, Martínez asegura que se acercó a comprar a una de las gasolineras cercanas a Metrocentro cuando observó que los antimotines se apostaban en dirección al Consejo Supremo Electoral. Asegura que dio vuelta hacia el Lago y vio a los estudiantes que entraban a los predios de la Catedral de Managua por el sector de la Dirección General de Ingresos (DGI). Después de eso Martínez hizo un recorrido por el sector del Estadio Nacional, vio que estaba despejado, en eso miró cuando un grupo de jóvenes intentaban botar los llamados árboles de la vida, conocidos popularmente como “chayopalos”. cuando escuchó gritos de los muchachos del patio detrás de la UNI colindante con carretera a Masaya que estaban pidiendo auxilio para trasladar a un herido resultó ser Alvarito Conrado.

“Yo estaba abajo en la calle filmando para el lado de la rotonda, ya estaban los antimotines tendidos de este a oeste (…) cuando escuché los gritos de los muchachos, pedían auxilio para trasladar a un herido. Soy un ser humano, fui formado con muchos criterios humildes en mi familia”, explica Martínez.

Fue en ese momento que Martínez fue al microbús que lo tenía estacionado, de norte a sur, “lo enderecé sin saber quien era para tratar de llegar hasta donde lo estaban sacando, pero pegué contra la cuneta me quedé allí trajeron al muchachito, me fui corriendo al primer hospital que pensé: Cruz Azul”.

Relata que un taxista, cuyo carro recuerda era color azul lo guió hasta el Hospital Cruz Azul “allí filmé por unos segundos la negativa del guardia”.

  • ¿Qué alegaban?

Ni media palabra, no decían ni media palabra, traigo un enfermo atiéndanlo, atiéndanlo. Y el hombre como que no era con él.

  • ¿Cuál fue tu impresión cuando vistes que a quien llevaban herido era un niño?

Me dio un dolor tan grande que quería ser Flash (Superhéroe) para llevarlo enseguida al próximo hospital, porque cuando yo me voy para el microbús yo veo al muchachito que tiene una herida al lado derecho en la garganta; me subo corriendo y me voy al Bautista que era asunto de menos de un minuto, allí no más, lo agarraron y lo atendieron (…) yo lo vi con vida todavía y le oí decir ‘me duele respirar’ varias veces. Parece que le tocaban la herida, cuando le tocaban la herida el muchachito paramédico y otro estudiante para taparle la salida de la sangre ( el flujo de sangre) allí es donde decía ‘me duele respirar’, no podía decir otra cosa, estaba con miedo (…) sabía que había sido herido de bala.

  • ¿Cuál es la impresión que te dio ver que la persona va herida y es profuso el sangrado?

La intención era salvarlo lo más rápido posible, allí (Cruz Azul) me lo rechazan, nos vamos, fue en asunto de segundos, todavía le vi los ojitos abiertos

  • ¿Te asediaron después?

Lo más divertido del mundo el microbús lo detectaron seis meses después. La famosa inteligencia de la Policía no existe (…) tienen engañada a la población (…) seis meses después en octubre, me detuve en fotocopias Tapia, en Avenida Bolívar, veo por el retrovisor (que) se para un policía en motocicleta con una mujer policía (…) se identifica primero como de la Dirección de Auxilio Judicial y luego me pregunta categóricamente “¿este microbús fue el que llevó a Alvarito Conrado al Hospital?”.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *