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Nicaragua, único país en la región que impide que el COVID-19 avance, solo registra dos casos

 
Mientras el resto de la región reporta que  los casos confirmados por el COVID-19 siguen en aumento cada día, Nicaragua es la excepción, pues los casos reportados oficialmente se han reducido a dos confirmados por el Ministerio de Salud (MINSA), e igual han disminuido los casos sospechosos en seguimiento.
De acuerdo a los reportes del Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres en Centroamérica y República Dominicana  (CEPREDENAC), que monitorea los casos de la pandemia en los ocho países del Sistema de Integración Económica (SICA) que incluye a la región incluido Panamá, Belice y República Dominicana, Nicaragua mantiene el menor número de contagio con nueve casos reportados, cinco recuperados, dos enfermos y un fallecido, a pesar que en el país el régimen no ha adoptado medidas de contención como lo han hecho otros países del área y más bien ha promovido las actividades masivas.
Es más, Belice que fue el último en reportar contagios,  ya suma 18 casos confirmados y dos fallecidos, El Salvador y registra 164 casos, de estos seis fallecidos y tan solo 33 recuperados. 
Guatemala en tanto reporta 196 casos confirmados, con cinco muertos y 19 recuperados, mientras Honduras 426 casos confirmados, 35 muertes y solo nueve recuperados, así como Costa Rica de 626 casos confirmados, con cuatro muertes, solo  67 recuperados, Panamá que reporta  el mayor número de fallecidos con 103 , registra 3,573 caso confirmados con tan solo 75 recuperados.
De esa manera sorprende que en Nicaragua no hay propagación y haya recuperación de la mayoría de los casos, pues  la nota oficial del MINSA sostiene que en el país solo tienen dos casos por COVID-19, ambas personas del sexo masculino estables y atendidos, uno  de 64 años, importado  y otro de 59 años  que estuvo en contacto con personas de otras nacionalidades. Mientras la persona sexo femenino de 39 años,  está en recuperación y en seguimiento. Mientras quedan diez casos en seguimiento. 

Preocupa a Amnistía Internacional

«Mientras el mundo se enfrenta a un desafío histórico, el gobierno del presidente Daniel Ortega ignora flagrantemente las recomendaciones de organismos internacionales de derechos humanos en relación con la pandemia del COVID-19, poniendo en riesgo la salud y la vida de miles de personas en Nicaragua», dijo este jueves Amnistía Internacional quien considera que esta situación se suma a la grave crisis de derechos humanos que sufre el país desde 2018 y que ha dejado  al menos 328 personas muertas, unas 2,000 heridas y más de 100 mil personas forzadas a huir del país.
“La respuesta de las autoridades nicaragüenses a la grave amenaza que supone el COVID-19 pone en evidencia una vez más que el gobierno del presidente Ortega no asume ninguna responsabilidad sobre los derechos humanos de las y los nicaragüenses, dejándolos en total desprotección”, dijo Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.
 Amnistía menciona como en plena pandemia, el 5 de abril, instituciones estatales organizaron una misa pública para dar inicio al periodo de celebraciones religiosas. El 6 de abril, entidades estatales impulsaron un evento público para elegir la Reina Verano 2020 del departamento de Managua y, el 12 de abril, el Instituto Nicaragüense de Turismo organizó el Summer Music Fest 2020 en varias localidades.
Al tiempo que expresa preocupación por la situación de las personas detenidas en delegaciones policiales  o en las cárceles del Sistema Penitenciario Nacional donde  están privados de su libertad al menos 70 presos políticos.
«Amnistía Internacional ha corroborado las precarias condiciones en las cárceles nicaragüenses con personas que estuvieron detenidas por razones políticas. Amaya Coppens, quien fue detenida en dos ocasiones y estuvo privada de libertad en tres centros de detención diferentes, describió como el hacinamiento, la falta de acceso a agua potable, las condiciones insalubres y la falta de atención médica son parte de la cotidianeidad en los centros de detención. Relató que, pese a que desarrolló hipertensión en la cárcel, las autoridades penitenciarias nunca le suministraron medicinas», refiere esa organización.

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