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“Vamos a continuar acogiendo a todo aquel que se sienta asediado, a todo aquel que necesite que se le escuche”, anunció monseñor Rolando Álvarez


“Vamos a continuar acogiendo a todo aquel que se sienta asediado, a todo aquel que necesite que se le escuche porque siente la imperante necesidad de dejar constancia de cualquier irrespeto a sus derechos humanos”, anunció el obispo de la Diócesis de Matagalpa.

Álvarez aclaró que para la iglesia hablar de derechos humanos “no es un discurso sociológico sino un discurso evangélico”.

Y anunció que como Diócesis seguirán con la promoción de los derechos y acogiendo al más vulnerable en sus derechos humanos antes había aclarado que esto no lo hacen a escondidas sino con claridad y transparencia como lo exige el Evangelio.

Esto porque dijo, Cristo se solidariza con todo aquel que se siente afligido y deprimido con el que experimenta la discriminación social, política e ideológica, cultural y religiosa. Así como con el que se siente oprimido y explotado, sin voz, o el que siente que no se le reconocen sus derechos humanos

Y refiriéndose al Evangelio, el obispo Álvarez relacionó la migración interna con el camino recorrido por María y José de Nazaret a Belén para que el Niño naciera y actualmente en Nicaragua muchos campesinos se han debido migrar a la ciudad, dijo Álvarez.

“Cuántos hermanos nuestros que han tenido que abandonarnos, abandonar sus hogares sus familias, salir de sus casas, de sus comunidades, de su hogar de origen y han tenido que irse a otras ciudades a buscar trabajo, esa también es migración, migración interna y también esa es producto de la injusticia humana; porque son hermanos nuestros que no lograron tener las oportunidades necesarias básicas fundamentales y dignas, en sus propios lugares”, sostuvo el obispo de Matagalpa.

Y recordó que Nicaragua “vive duras pruebas pero aunque haya aflicciones Dios está con nosotros y si estas pruebas son rectamente asumidas serán semillas de resurrección”.

Y exhortó a los cristianos a comprometerse a acoger al migrante, pues apuntó: “Dios se hizo migrante, Dios también se hizo de alguna manera asilado, Dios de alguna manera se hizo exiliado, Dios bajó a nosotros y se hizo como nosotros. Cómo no va a conocer el dolor de la migración, el dolor del exilio, del asilo, que lo miren a uno como extraño como ilegal y que le quiten sus derechos”.

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