Borge fue liberado a primeras horas de este jueves luego que el grupo que lo secuestró lo dejó en un previo vacío detrás de la Universidad Nacional Agraria(UNA), después de haberle sacado con el rostro cubierto al igual que lo condujeron a una casa cuya dirección desconoce.
“Bueno doctor tuvo mucha suerte, hay desaparecidos que nunca van aparecer”, señala Borge que le dijo uno de sus captores antes de dejarle abandonado en el predio valdío, lo que el médico interpretó como “una amenaza”
Desde la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH),adonde acudió de inmediato Borge señaló, que ese martes después de haber dejado a las madres, él abordó un vehículo taxi y por precaución pidió lo dejaran en una dirección cercana a la Rotonda Bello Horizonte y a la de su casa, para ello el resto lo haría a pie.
Sin embargo, cuando había avanzado unos 15 metros fue interceptado por un vehículo al que obligaron a subir, en el mismo viajaban tres hombres y una mujer.
Borge estima que tras recorrer unos 20 minutos lo condujeron a una casa donde solo contaba con un baño. Cuando Borges le preguntó a sus secuestradores el objetivo de mantenerlo en cautiverio no le contestaban. Hasta que posteriormente uno de ellos le dijo que “no tenemos orden todavía”.
El denunciante fue despedido en agosto del año pasado por el Ministerio de Salud (MINSA), pese a sus 32 años de experiencia y ser uno delos pocos especialistas en cirugía general y urología con que cuenta el país, durante la resistencia pacífica ha mantenido una ejemplar participación al lado de la población.
Lo que ocurrió en la Catedral Metropolitana de Managua
El lunes 18 de noviembre Borge fue llamado para atender a un grupo de madres que había decidido iniciar una huelga de hambre en demanda de la liberación de los presos políticos. Y a eso de las 11:00 a.m de ese día, observó como empezaron a ingresar a la Catedral los grupos de choque trasladados en por lo menos cincuenta vehículos que Borge logró contar y en cada uno trasladaban un promedio de 15 personas.
En ese instante, dice, los recién llegados afines al oficialismo “empezaron a rondar a los huelguistas. Algunos les gritaban ofensas”. La intención era de violentar a los huelguistas por lo que debieron evacuarlos a un lugar seguro.
Entre las 12:00 y 1:00 p.m, del lunes, empezó la primera agresión al padre Rodolfo López, fue en parte trasera de la Catedral, de eso no hay grabaciones de video, aclaró Borges quien dice él trató de hablarles de lo que dice la Biblia y de los Mandamientos. Allí otros intervinieron y a él lo llevaron a la Capilla del Santísimo, después de agarrarlo del cuello por detrás y despojarle de su teléfono celular. Para ese entonces agredían al padre López, en una agresión que ha circulado por las redes sociales.
Según Borge, los grupos que irrumpieron ese día a la Catedral, no solo lanzaban botellas al Altar Mayor, sino que ingresaron con armas de fuego, machetes, cuchillos y garrotes. Y lo peor llevaron licor y se apreciaba olor a marihuana.
Promovieron el caos
Y en altas horas de la noche cuando mantenían el control de la Catedral el grupo dañó puertas, baños, cortó candados pues habían llevado taladros eléctricos, sierras y otros.
Relata el médico, que por la madrugada del martes el grupo de exaltados, sacó a las religiosas de donde se encontraban y las condujeron a un cuarto oscuro sin ventilación, donde una de ellas tuvo una crisis de asma a causa de los nervios porque se escuchaba que trataban de forzar las puertas donde estas estaban.
Posteriormente a eso de las 2:00 a.m. del martes las religiosas fueron llevadas a la Sacristía, donde esperaron hasta el amanecer cuando conocieron que el cardenal Leopoldo Brenes había aceptado las exigencias de Rosario Murillo, en cuanto a que las turbas abandonarían el templo madre de la Arquidiócesis de Managua a cambio que las madres en huelga de hambre desistieran de su protesta en el sitio.
Cruz Roja incumplió
Borge destacó que la ambulancia de la Cruz Roja Nicaragüense incumplió, al trasladar a las madres a un punto que no era el acordado, inicialmente dispusieron que las llevaría al parqueo de Plaza España y luego las abandonó en la gasolinera frente a Julio Martínez.
El médico recordó que su vivienda donde habita su familia tiene siete días de permanecer sitiada por la Policía, por lo que le advirtió que permanecerá en la CPDH y si tienen una acusación en su contra “puede venirme a traer aquí, no necesita asediar a mi familia”. Sin embargo, externó su preocupación por que intenten plantarle droga o armas.
No obstante advirtió: “Los médicos no estamos para ejercer violencia contra un gobierno; es el gobierno que ejerce violencia contra los médicos (…) mi función ha sido tratar de ayudar a las personas, no tengo arma, no soy drogadicto, no soy alcohólico, no fumo”.