Báez, quien desde hace ocho meses permanece en el exilio, instó a migrantes y refugiados nicaragüenses a soñar desde ahora con “ir construyendo una patria más digna para todos, libre, justa, pacífica y democrática”.
“Pienso hoy especialmente en alrededor de ochenta mil nicaragüenses que ha tenido que huir del país perseguidos por un gobierno dictatorial y sus fuerzas tenebrosas de muerte en busca de seguridad, intentando sobrevivir a toda costa exponiéndose a toda clase de riesgos y peligros”, expresó Báez, quien les recordó que Jesús quiso pertenecer a una familia donde experimentó estas dificultades.
No dejen de soñar
“No dejen de soñar, no olviden a su patria”, aconsejó a migrantes y refugiados nicaragüenses el obispo Báez, quien hizo suyas las palabras de Rubén Darío: “Si la patria es pequeña uno grande la sueña”.
Durante su homilía y en recordatorio del Día de la Sagrada Familia, según las fiestas de la Iglesia Católica, Báez dirigió sus pensamientos a migrantes y refugiados especialmente de países como Cuba, Venezuela y de su “amada” Nicaragua donde mujeres, niños y ancianos se ven obligados a abandonar sus tierras ya sea a causa de la violencia o el hambre.
“En busca de una existencia más digna o para salvar sus vidas”, manifestó Báez.
Sin embargo, les recordó que la Sagrada Familia confió en Dios por lo que les invitó a no hundirse en la tristeza ni dejarse vencer en la desesperación y vivan en comunión con Jesús, José y María, la familia de refugiados y exiliados.
También les aconsejó a los exiliados vivir en solidaridad, fraternidad y a formar redes de ayuda humanitaria, “solo así el exilio será un tiempo para soñar”. También les instó a comportarse
con honestidad en el país que les acoge.