Forzados al Exilio
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Desde que retornó al gobierno Daniel Ortega, el sistema de justicia ha sido utilizado para castigar a quienes se atreven a disentir.
“Yo perdí todo mi proyecto de vida”
Para conservar su empleo, Jandir Rodríguez Centeno evitó continuar asistiendo a las protestas sociales iniciadas en León el 18 de abril de 2018 por un grupo de personas de la tercera edad y continuadas por estudiantes universitarios en respaldo a ellos, muchos de los asistentes eran sus compañeros de aulas en la escuela de Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN León).
No obstante, después de varios días de protesta a las que el joven estudiante del cuarto año de medicina había asistido, el sacerdote de la parroquia en La Paz Centro donde este cantaba en celebraciones religiosas le dio un ultimátum: No podría seguir con su trabajo si seguía en las protestas.
Después de un mes de haber optado por hacer caso a la advertencia del sacerdote, Rodríguez quien desde mucho antes cantaba como aficionado, escribió su primera canción para la rebelión de abril. Fue el 17 de mayo de 2018, cuando nació Héroes de Abril.
“Hola ¿Qué tal? soy la Nicaragua, la valiente mujer pencona que a sus hijos llora hoy. Voy a contar como esos mismos hijos sin dudarlo han defendido a su patria con amor, y han pagado con su sangre, su coraje y su valor”. “Fue un 19, antes de caer el invierno contra un feroz gobierno el pueblo se levantó. Eran estudiantes, era la patria pensante, eran los libros andantes que al tirano se enfrentó y a cambio recibieron balas, muerte y represión…”.
Así canta Rodríguez parte de lo sucedido a partir de abril de 2018 en Nicaragua y que se escuchaba por los altoparlantes que recorrían por las calles polvosas del país en reclamo de justicia y democracia.
Y luego siguieron otras composiciones similares. Después de eso, aunque Rodríguez no estaba presente físicamente, sí lo estaba a través de su voz y sus canciones y desde entonces acompañó toda marcha, ya fuese en la que participaban sus compañeros de aula en la UNAN León, como la de los universitarios en Managua o de otros sectores de la población.
Y en La Paz Centro, donde habitaba, todos sabían quién era el autor de esas letras dedicadas a los héroes caídos durante la represión en Nicaragua.
“No salía a las protestas, porque si yo salía, me corrían de mi trabajo, pero, por ejemplo, salían las protestas en la Paz Centro y llevaban mi música, y entonces obviamente (surgían las preguntas) ¿Quién es el que canta? ¿De quién son esas canciones?” Y la respuesta entre los asistentes dice eran: “El muchacho que trabaja donde el padre, el que canta en la iglesia, porque yo cantaba en la iglesia. La Paz Centro, es un pueblito, todo mundo me conoce (…) obviamente yo ya estoy fichado con los CPC (Consejos del poder Ciudadano) de La Paz Centro, ellos ya sabían que la música que ponían en las marchas era mi música”.
Y así como lo sabían los CPC de La Paz Centro, también en la Universidad reconocían fácilmente la voz de Jandir Rodríguez, el mismo estudiante que casi rutinariamente antes de dirigirse al Laboratorio de Morfología, en la UNAN León, pasaba primero por la oficina de la Asociación de Estudiantes de su Facultad, vecino al laboratorio, donde su amigo que era el presidente de esa Asociación le prestaba una guitarra. Eran momentos de cantar trovas, rock en español y al que se le unían otros estudiantes para escucharlo.
Era el mismo estudiante que les renunció a la beca ALBA (Alianza Bolivariana) consistente en 800 córdobas mensuales, cuando le dijeron que en retribución a la misma debía asistir a las marchas progobierno.
“Nos empiezan a pedir que si somos becados tenemos que ir a actos, tenemos que ir a marchas (…) del gobierno, yo les dije que no, ‘si a mí me van a becar como me dijeron que me becaban porque yo tengo un promedio alto, porque soy un buen alumno, un alumno destacado, yo con mucho gusto y se lo agradezco y me parece importante lo que están haciendo. Pero si me van a becar porque yo ande detrás de ustedes poniéndome la camisa de un partido, andando en marcha, sacándome de clases, eso yo no lo voy a permitir. Entonces prefiero que me quiten la beca’ (…) y me la quitaron, me quitaron la beca y yo seguí mi vida, yo no voy andar, mi conciencia no tiene precio”, señala.
Y “cada vez que yo tenía oportunidad, por ejemplo, cuando llegaban los del CUUN a invitar a cosas, ‘yo decía, yo voy o yo participo en tal cosa, con tal de que no sea nada político. Si es algo político no, si es algo cultural que va a enriquecer al alumno, que te llaman por tu talento’. Me invitaban mucho a participar en grupos de la universidad les decía, ‘yo voy siempre y cuando sea con un motivo cultural.
Pero si me van a llamar para andar tocando en eventos públicos de partido, no voy’”.
Esto le lleva a pensar a Rodríguez que desde mucho antes él estaba debidamente identificado sobre su posición como “disidente”.
“Encontré un post, hace como tres años antes del 18 de abril, hablando ya de dictadura, o sea tres años antes del 18 de abril hablando ya de dictadura, de la situación del país (…) yo era disidente desde antes del 18 de abril, yo ya estaba convencido que estábamos en una dictadura y que el gobierno que teníamos lo teníamos que cambiar de alguna manera y que el país tenía que despertar en algún momento”, manifiesta Rodríguez quien destaca, que “fue un proceso de años de inconformidades que yo fui plasmando en esa canción”.
Fue en febrero de 2019 cuando Jandir Rodríguez ingresó al sistema de la universidad y comprobó que las calificaciones de sus materias de cuatro años de estudios le aparecían aplazadas.
Llaman a desobediencia estudiantil
Las clases fueron suspendidas por casi cinco meses y después cuando las universidades empiezan a abrir los autoconvocados hicieron un llamado nacional de desobediencia estudiantil. “Yo decidí que no iba a seguir yendo a clases, porque no estaba de acuerdo con que la gente fuera a clases como si todo estaba normal, cuando nada estaba normal”, comenta Rodríguez.
“Obviamente a los que no fueron a clase ya los tenían apuntado, quienes eran los que no regresaron a la universidad pues, yo tengo amigos que igual no regresaron y les pasaron la factura, pues, los expulsaron, les borraron sus registros, y quedaron prácticamente como que nunca habían pisado la universidad”, dice.
“Lo que a mi si me hicieron fue borrarme mi registro académico, a mí nunca me dijeron que estaba expulsado, nunca me di cuenta que estaba expulsado (…) la primera vez que entré, en mi registro no me salen las notas, me sale una página en blanco, como que un error, cuando uno pone un error no sale nada. ‘Yo dije está raro a lo mejor es el sistema que está malo’. Bueno pasó, después lo volví a intentar y me salen las clases (…) pero mis notas me salen de cero, de veinte, no son mis notas, prácticamente salgo aplazado”.
La primera vez que Jandir Rodríguez supo que su registro académico había sido borrado fue en enero de 2019.
“Al principio yo creí que el sistema estaba caído, pero poco a poco me fui resignando (…) todas aplazadas, nada que ver con lo que yo había hecho en la universidad, ya no tenía nota de 90 pero tampoco tenía notas aplazadas. Poco a poco me fui resignando que ya no podía yo hacer nada, porque por ejemplo yo tenía muchos amigos profesores, a los que yo les podía pedir mire investígueme; pero como me iban a investigar era exponerlos a ellos también. Prácticamente me sentí impotente pues porque yo no podía hacer nada para reclamar”.
Rodríguez trataba de obtener las notas para hacer el intento de estudiar en Guatemala, “obviamente no podía pedir las notas originales, no podía ir a Nicaragua”, por lo que pensó si lograba obtener sus notas del sistema al menos buscaría demostrar en la universidad que si estudiaba en una universidad del país.
Al momento de la entrevista, Rodríguez hizo un nuevo intento y lo que apareció fue: “PIN Inválido” y no le permitió ingresar al sistema y aclara: “Yo se mi PIN, mi contraseña para entrar B8DWKX”.
“Obviamente lo que les duele de mí son mis canciones (…) y que ellos saben que yo estudiaba allí y que siempre lo digo que yo estudiaba en la UNAN León, a mí me borraron mi registro académico”, dice Rodríguez, quien tras lograr popularidad con las canciones vino el asedio policial y las amenazas que lo llevaron al exilio desde donde ha seguido cantándole a Nicaragua.
Los jueces que conocieron de estos procesos judiciales, son afines al régimen y pese a haber escuchado en audiencias de las detenciones ilegales, de la incompetencia de jurisdicción, de torturas a las que fueron sometidos los detenidos, nunca tomaron una decisión que protegiera la libertad o integridad personal de los injustamente procesados y condenados.
Estos mismos jueces, son los que hoy día, forman parte de los funcionarios que han garantizado la criminalización de los manifestantes de abril de 2018.
Las condiciones de reclusión a la que fueron sometidos los detenidos, implicaron la comisión de actos de torturas y malos tratos desde el mismo momento de la detención hasta su traslado al centro penitenciario de Tipitapa.
Los casos en mención corresponden al de Marvin Vargas y nueve condenados por la masacre del 19 de Julio del 2014, quienes no solo han alegado su inocencia y falta de participación en los hechos, sino que también pertenecían a estructuras políticas partidarias en el momento en que ocurrieron los hechos o eran opositores de vieja data, según análisis efectuado por el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más y el Grupo de Reflexión de Excarcelados Políticos (GREX).
Soñaba con ser cardiólogo
“Lo primero que yo fui en la vida, fue músico, porque yo nací en una familia de músicos, en Nicaragua lamentablemente no hay carreras de música como a mí me gustaría que hubiera, o sea en la UPOLI hay una, pero no es una carrera tan buena.
E igual a mí me gustaba mucho la medicina, sí, soñaba con ser médico, me hubiera gustado ser cardiólogo, eso era lo que yo tenía proyectado para mi vida hasta antes del 2018”.
Con el sacerdote con quien trabajaba Rodríguez ya planeaban “que después que yo me graduara íbamos a poner un dispensario parroquial y yo era el que lo iba a atender. Íbamos a poner una farmacia, un dispensario para la gente pobre, para que la gente de escasos recursos llegara a consultas gratis y tratar de poner un servicio por lo menos dos veces a la semana para tener ese servicio social en la parroquia”.
“Yo ya tenía proyectada una vida dentro de la medicina (…) y obviamente que tenía sueños, de ser un médico destacado de ser alguien que sirviera y desarrollarme en ese aspecto, pero pues no se pudo, yo quería también terminando irme a estudiar a México, tal vez ir a estudiar cardiología, en México o en España, buscar una beca, y de esa manera conseguir una buena especialidad”, expresa el joven expulsado.
“Al final yo nunca pensé que iba a vivir de la música, sí soy apasionado de la música, esa es mi pasión más grande, pero yo estaba consciente del país en que vivía y, que las oportunidades para los músicos en Nicaragua son muy pocas. Yo siento que yo como músico tuve mucha suerte, porque yo lancé una canción y nunca me imaginé que eso iba a pasar porque igual yo antes de abril yo compartía canciones con mis amigos en Facebook, no tenía ni página, ni nada, o sea no me consideraba un cantautor (…) era un aficionado y pensaba que lo hacía porque era un hobbie para mí. Al final compartí una canción y pasó lo que pasó, esa canción se popularizó a un nivel que a mí se me salió de las manos”, relata Rodríguez, quien considera que de regresar el tiempo probablemente él no escribiría la canción porque el objetivo “era abonar a la lucha cívica y que esa lucha se ganara y esa lucha no se ganó”.
“Con lo que está pasando, ya vez hoy los de la Alianza siguen con sus tonterías (…) todas esas cosas a mí me hacen arrepentirme, porque ‘yo digo a mí no me mataron, a mí no me metieron preso, yo no estuve en un tranque recibiendo balas. Pero yo perdí una vida que yo tenía proyectada, yo perdí todo mi proyecto de vida en la lucha cívica, y yo lo hice con la firme convicción y convencido que esa lucha iba a ser una Nicaragua mejor, me doy cuenta que no fue así. Me la pensaría dos veces para volver escribir las canciones que escribí”, sostiene Jandir Rodríguez.
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