Opinión Portada

Aplausos hipócritas

Por doctor Oscar Carrión Orozco

De nuevo, entre algunos de los que ahora «aplauden» las sanciones contra el jefe del Ejército sandinista, hay varios que se opusieron a las mismas argumentando que no era conveniente, que no era el momento o cualquier otra justificación.

Son en parte, algunos de los mismos que se oponen a sanciones contra algunos empresarios cómplices de la dictadura, que hicieron millones con ellos a costa del pueblo y que siguen defendiendo un modelo de solución light a la crisis, procurando la continuidad de sus biznes a futuro o cuando menos agenciarse espacios de influencia y poder en un eventual nuevo gobierno democrático, para seguir parasitando y desangrando al pueblo.

A su vez, son los mismos que producen divisiones entre las organizaciones que intentan articular una verdadera oposición consolidada y se parapetan a la espera de moldear o inducir las decisiones, de modo que le afecten lo menos posible al dictador, sus cómplices y su régimen.

En otras palabras, son los que quieren seguir siempre cayendo parados como los gatos y a quienes no les importan los intereses del pueblo a quien esquilmaron y siguen ordeñando para producir sus ganancias desmedidas.

Es necesario que vengan sanciones contra empresarios cómplices y para alguno que otro que pudiera estar secuestrado o amenazado por la dictadura.

Simultáneamente hay que insistir en la construcción de esa unidad fuerte e integral que el pueblo necesita y que los ‘don dinero’ junto a los parientes ideológicos del régimen no han permitido que se fortalezca plenamente.

Bienvenidas las sanciones pero faltan más, más amplias, más contínuas y más contundentes.

Se requiere continuar demandando el desconocimiento de la legitimidad del régimen, el rompimiento del orden constitucional y en consecuencia del rompimiento del orden democrático así como la habilitación de tribunales internacionales en el exterior bajo principios de justicia universal plena (no justicia transicional light), para que comiencen a admitir y conocer acusaciones por delitos de lesa humanidad y violaciones graves a Derechos Humanos.

Y desembocar en la necesaria acción conjunta internacional que en coordinación con una adecuada lucha interna nos lleve al restablecimiento de la libertad, la justicia y la democracia en Nicaragua.

*El autor es consultor jurídico y analista político

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